Vosotros
estáis calladosarcángeles del viento.
No sentís el temblor de unos muslos
ni el clamor de las venas;
no os importa
el latido de una estrella
ni el fin de la espuma.
¿Para qué
iluminar las horas
si no cantáis a la luna efímera
que resbala en el cielo?
Cuando sepáis contemplar
el vibrar de la mejilla
y el caliente esquema de un vuelo.
Cuando podáis presagiar la estrella
en el misterio de una paloma vegetal.
Entonces os comprenderé,
y habrá en el reino de las plumas
otro pretendido pasajero
de la ceniza y el reflejo.
Yo abandonaré la penumbra
de las lentas manos de llanto,
para mezclarme a vosotros
en una rosa de escarcha
o en la agonía de un pez de magnolia.
Y entonces,
entraré al reino del silencio.
Qué presentido sol
o luna aparecida
dio con el océano de tus lágrimas.
No sé si eras una mariposa
o el límite de una estrella.
Eras tú misma...
Ave que truncó su melodía en este cielo
esculpido de sueños.
Acaso
eras una lágrima de nieve
o una rosa que se desnuda en el alba.
Acaso...
o luna aparecida
dio con el océano de tus lágrimas.
No sé si eras una mariposa
o el límite de una estrella.
Eras tú misma...
Ave que truncó su melodía en este cielo
esculpido de sueños.
Acaso
eras una lágrima de nieve
o una rosa que se desnuda en el alba.
Acaso...