tristeza, más allá del destino que he corrompido con tenerte a mi lado, más allá de las reglas que una y otra vez he violado por estar en tus brazos, y he caído en el pecado y tocado el fruto prohibido de tu cuerpo, me he condenado y con ello he marcado mi existencias y sellado mi corazón al infierno mismo he caído y revivido con cada uno de tus besos de lujuria, una y otra vez me he corrompido y termino cayendo en la tentación y en el deseo, soy tan débil que tú te volviste mi principal necesidad, soy tan débil que si no siento el calor de tu cuerpo y el aroma de tu piel me vuelvo loco y pierdo la razón, soy tan débil que te necesito a ti para poder seguir, mi locura, mi deseo y mi pasión te pertenecen a ti amor mío, estoy tan extasiado que las palabras no son suficiente para decir cuánto es lo que te quiero a ti.
El tictac de los relojes parece un ratón que roe el tiempo.
La poesía no es un arte, ni una rama de arte, es siempre algo más.
Nunca hubo maldades, sólo ingenuidad
Las únicas personas verdaderamente indecentes son los castos.
La caridad empieza en casa, pero no termina allí.
Sólo el que cae... sabe andar.
Debemos cuidar de que los delitos no sean castigados con más severidad de la que merecen.
La mujer celosa cree todo lo que la pasión le sugiere.
Yo quiero conocer los pensamientos de Dios, el resto son detalles
En este mundo no se logra nada útil ni grande sin esfuerzo ni sacrificio
El papel natural del hombre del siglo XX es la angustia.
El tictac de los relojes parece un ratón que roe el tiempo.
La poesía no es un arte, ni una rama de arte, es siempre algo más.
Nunca hubo maldades, sólo ingenuidad
Las únicas personas verdaderamente indecentes son los castos.
La caridad empieza en casa, pero no termina allí.
Sólo el que cae... sabe andar.
Debemos cuidar de que los delitos no sean castigados con más severidad de la que merecen.
La mujer celosa cree todo lo que la pasión le sugiere.
Yo quiero conocer los pensamientos de Dios, el resto son detalles
En este mundo no se logra nada útil ni grande sin esfuerzo ni sacrificio
El papel natural del hombre del siglo XX es la angustia.