y belleza). Se han fundido en un sólo método; han llegado a un resultado único; sin embargo, se distinguen entre sí según su propia naturaleza por una profunda y constante disparidad
En el jardín el arquitecto invita al reino vegetal a colaborar con él. Un jardín bello es presencia permanente de la naturaleza. Por la naturaleza reducida a proporción humana y puesta al servicio del hombre, es el más eficaz refugio contra la agresividad del mundo contemporáneo.
Camino malo se anda ligero.
Los árboles del bosque profundo y oscuro se estremecen, agitan sus hojas como envoltorios de papel de plata gastada. El viento artero, serpenteando por sus copas, susurra que pronto dará comienzo. Los árboles lo saben. Son antiguos y ya han visto de todo.
Yo no me encuentro a mí mismo donde me busco. Me encuentro por sorpresa cuando menos lo espero.
Si quieres repartir sueños, primero uno mismo debe creer en ellos.
No busques un amigo perfecto...búscalo amigo.
Una persona que no pueda comprometerse con sus creencias es un miserable ya esté vivo o muerto.
Quien no ha deseado por lo menos una vez en su vida ser un santo, es, todo lo más, una bestia.
Amarse a uno mismo es el principio de una historia de amor eterna.
En el jardín el arquitecto invita al reino vegetal a colaborar con él. Un jardín bello es presencia permanente de la naturaleza. Por la naturaleza reducida a proporción humana y puesta al servicio del hombre, es el más eficaz refugio contra la agresividad del mundo contemporáneo.
Camino malo se anda ligero.
Los árboles del bosque profundo y oscuro se estremecen, agitan sus hojas como envoltorios de papel de plata gastada. El viento artero, serpenteando por sus copas, susurra que pronto dará comienzo. Los árboles lo saben. Son antiguos y ya han visto de todo.
Yo no me encuentro a mí mismo donde me busco. Me encuentro por sorpresa cuando menos lo espero.
Si quieres repartir sueños, primero uno mismo debe creer en ellos.
No busques un amigo perfecto...búscalo amigo.
Una persona que no pueda comprometerse con sus creencias es un miserable ya esté vivo o muerto.
Quien no ha deseado por lo menos una vez en su vida ser un santo, es, todo lo más, una bestia.
Amarse a uno mismo es el principio de una historia de amor eterna.