los dramaturgos, son sus signos en el aire, reivindican la última y más indispensable utopía: la de inventar sueños, la de celebrar ritos pánicos a la vida, la de levantar un espejo mágico para que la sociedad vea sus heridas y se ría de ellas.
Pero el fuego de la tierra ha sido creado por Dios para beneficio del hombre, para mantener en él la centella de la vida y para ayudarle en las artes útiles, mientras que el fuego del infierno es de otra calidad y ha sido creado por Dios para torturar y castigar al impenitente pecador.
A agentes y consentientes la misma pena se debe
Sentir la belleza es algo mejor que comprender cómo llegamos a sentirla. Poseer imaginación y gusto, amar lo óptimo, ser conducido por la contemplación de la naturaleza a una vivida fe en el ideal, todo ello representa más, mucho más, de lo que cualquier ciencia pueda aspirar a ser.
Es que la música seria, la fina, le pone a uno la piel de gallina
Lo más maravilloso de la ciencia es que está viva.
Tu mejor maestro es tu último error.
Confundimos la propiedad con la administración.
La mujer y la gaviota, gente loca.
No es que le tenga miedo a la muerte, solo que no quiero estar allí cuando ésta venga por mi.
Pero el fuego de la tierra ha sido creado por Dios para beneficio del hombre, para mantener en él la centella de la vida y para ayudarle en las artes útiles, mientras que el fuego del infierno es de otra calidad y ha sido creado por Dios para torturar y castigar al impenitente pecador.
A agentes y consentientes la misma pena se debe
Sentir la belleza es algo mejor que comprender cómo llegamos a sentirla. Poseer imaginación y gusto, amar lo óptimo, ser conducido por la contemplación de la naturaleza a una vivida fe en el ideal, todo ello representa más, mucho más, de lo que cualquier ciencia pueda aspirar a ser.
Es que la música seria, la fina, le pone a uno la piel de gallina
Lo más maravilloso de la ciencia es que está viva.
Tu mejor maestro es tu último error.
Confundimos la propiedad con la administración.
La mujer y la gaviota, gente loca.
No es que le tenga miedo a la muerte, solo que no quiero estar allí cuando ésta venga por mi.