Vivir ha sido arduo. La lengua
de la angustiacomo un áspid
sobre la piel enferma. Sobre la piel
que tiembla.
Contra esa turbiedad,
contra la árida rutina de ese légamo,
cada nueva palabra
es un diluvio de paciencia,
una semilla,
el resto de un juguete, un agua
de cristal
que disipa el veneno
y convierte la sed en una excusa
de la supervivencia.
DE LA AMISTAD
Porque no es bueno
confundir el aliento con el frío del alma,
ni es bueno que el hombre viva solo,
ni es amable la mesa arrinconada en el salón
con sólo un mustio plato en el mantel,
y las migajas.
Venid a ver el polvo de las cosas, sacadme
de esta ciénaga sin luz. He perdido
la costumbre de la amistad y me pesa
como mármol cada tarde en casa,
sin salir de mí. Deseo vuestra voz
entre los muros como lluvia común.
El latido del silencio alrededor.
La bondad de vuestra dulce compañía.
Anhelo vuestra voz porque confundo ya,
exhausto, el tembloroso aliento de mi boca
con el frío del alma.
confundir el aliento con el frío del alma,
ni es bueno que el hombre viva solo,
ni es amable la mesa arrinconada en el salón
con sólo un mustio plato en el mantel,
y las migajas.
Venid a ver el polvo de las cosas, sacadme
de esta ciénaga sin luz. He perdido
la costumbre de la amistad y me pesa
como mármol cada tarde en casa,
sin salir de mí. Deseo vuestra voz
entre los muros como lluvia común.
El latido del silencio alrededor.
La bondad de vuestra dulce compañía.
Anhelo vuestra voz porque confundo ya,
exhausto, el tembloroso aliento de mi boca
con el frío del alma.