de callejas estrechas, mal empedradas, de afilados campanarios, cuyos habitantes vistieran medias de estambre y zapatos puntiagudos. Tenía la cara atractiva, sensitiva, extrañamente medieval, y me recordaba un retrato que había visto en un museo, no sabía en cuál, de un Caballero Desconocido.
¿Me dejas que te invite a un coche?
Con mi simple existir escandalizo a todo aquel que tiene mala sangre en el cuerpo.
Aunque no esté junto a ti, mi corazón y mi alma te acompañaran y te cuidarán.
Alfa y omega, el principio y el fin.
El celo, hijo de la desconfianza, es hermano de la credulidad
Ciertamente mamá es asombrosa. Me entregó por primera vez la medicina de parte tuya, padre.
Todos los pueblos del mundo que han lidiado por la libertad han exterminado al fin a sus tiranos.
Vivimos como soñamos, solos.
¿Me dejas que te invite a un coche?
Con mi simple existir escandalizo a todo aquel que tiene mala sangre en el cuerpo.
Aunque no esté junto a ti, mi corazón y mi alma te acompañaran y te cuidarán.
Alfa y omega, el principio y el fin.
El celo, hijo de la desconfianza, es hermano de la credulidad
Ciertamente mamá es asombrosa. Me entregó por primera vez la medicina de parte tuya, padre.
Todos los pueblos del mundo que han lidiado por la libertad han exterminado al fin a sus tiranos.
Vivimos como soñamos, solos.