a nadie. Sólo es nuestro pulso, tuyo y mío. Eso es lo que nos da la verdad. Es lo que prueba que somos el mundo en sí. Sigue tus instintos. La respuesta ya está ahí.
Los regímenes democráticos se nutren en verdad del cambio constante. Son flexibles, inquietos y, por eso mismo, el hombre de esos regímenes debe tener mayor flexibilidad de conciencia.
El sentido del humor es una de las grandes creaciones de la inteligencia, capaz de resolver envenenados problemas de convivencia.
Una gran simpatía por los demás proviene de un alto grado de adhesión a sí mismo.
Si existe un fuego que nunca deje de arder, estará seguramente en las fauces de un dragón.
Ganarse la vida no basta, el trabajo también tiene que hacer una vida.
Cuando el pescado entra en casa de un pobre, uno de los dos está malo.
Los regímenes democráticos se nutren en verdad del cambio constante. Son flexibles, inquietos y, por eso mismo, el hombre de esos regímenes debe tener mayor flexibilidad de conciencia.
El sentido del humor es una de las grandes creaciones de la inteligencia, capaz de resolver envenenados problemas de convivencia.
Una gran simpatía por los demás proviene de un alto grado de adhesión a sí mismo.
Si existe un fuego que nunca deje de arder, estará seguramente en las fauces de un dragón.
Ganarse la vida no basta, el trabajo también tiene que hacer una vida.
Cuando el pescado entra en casa de un pobre, uno de los dos está malo.