totales, tres o cuatro, que nos salvan o que nos pierden. Y, sin embargo, el lector se desgasta, se desvanece en miles de libros más áridos de que tres desiertos.
Nunca las noticias son malas para los elegidos de Dios.
Menos mal hacen los delincuentes que un mal juez.
Continúa la llovizna y mis ojos estan cansados, mis sentidos destruídos y las lágrimas de sangre ya brotan libremente sobre mi rostro triste y amargado.
El pobrecito no es loco, pero le falta muy poco.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno; lo malo, si poco, no tan malo.
Guiado por el ingeniero, el movimiento torpe del agua sigue la dirección que se le traza, y se la ha distribuido por las más finas pinzas y delicadas brochas, igual que por los más fuertes engranajes de la poderosa máquina.
Nunca las noticias son malas para los elegidos de Dios.
Menos mal hacen los delincuentes que un mal juez.
Continúa la llovizna y mis ojos estan cansados, mis sentidos destruídos y las lágrimas de sangre ya brotan libremente sobre mi rostro triste y amargado.
El pobrecito no es loco, pero le falta muy poco.
Lo bueno, si breve, dos veces bueno; lo malo, si poco, no tan malo.
Guiado por el ingeniero, el movimiento torpe del agua sigue la dirección que se le traza, y se la ha distribuido por las más finas pinzas y delicadas brochas, igual que por los más fuertes engranajes de la poderosa máquina.