las burlas, o en el cariño de los demás, no encontramos el triunfo o la derrota; sólo se encuentra dentro de nosotros mismos.
Pastor albarquero, que perdió la albarca al taparle un agujero.
El sufrimiento incluso le gustaba, porque justificaba y atizaba su odio y su cólera y el odio y la cólera atizaban a su vez el sufrimiento al calentar más su sangre y enviar nuevas oleadas de sudor a los poros de la piel.
Lo siento, Akari... Hasta que los lleve a un lugar seguro, no podré ayudarte. Pero sé que estará bien. Después de todo, él es... muy fuerte.
La vida es dura, si ha de ser grande. Solo admite elección entre victoria y derrota, no entre guerra y paz.
Ya no hay necesidad de que vivamos por el bien de otras personas, ¿verdad? A partir de ahora, nosotras dos, ¡viviremos nuestra vida!
El Uruguay, como país chiquito, lo concentra todo y tiene algo así como una especie de magia. Es más natural, tiene la sal y pimienta, que se manifiestan en su arte, cosa que los argentinos hemos perdido para mal.
Pastor albarquero, que perdió la albarca al taparle un agujero.
El sufrimiento incluso le gustaba, porque justificaba y atizaba su odio y su cólera y el odio y la cólera atizaban a su vez el sufrimiento al calentar más su sangre y enviar nuevas oleadas de sudor a los poros de la piel.
Lo siento, Akari... Hasta que los lleve a un lugar seguro, no podré ayudarte. Pero sé que estará bien. Después de todo, él es... muy fuerte.
La vida es dura, si ha de ser grande. Solo admite elección entre victoria y derrota, no entre guerra y paz.
Ya no hay necesidad de que vivamos por el bien de otras personas, ¿verdad? A partir de ahora, nosotras dos, ¡viviremos nuestra vida!
El Uruguay, como país chiquito, lo concentra todo y tiene algo así como una especie de magia. Es más natural, tiene la sal y pimienta, que se manifiestan en su arte, cosa que los argentinos hemos perdido para mal.