en el que no cabe consultar a nadie más y uno se enfrenta en soledad a la decisión.
Sé que su sistema nervioso sigue funcionando de la manera en que lo hacía cuando eran simples cucarachas. Es decir, el control de su cuerpo no lo asume la cabeza, sino el ganglio subesofágico en su tórax.
No desear nada es no vivir.
Lo necesario, aunque cueste sólo un céntimo, es caro.
En llegando San Antón, ninguna niebla llega a las dos.
Odiar es ser realista, preocuparse por la sociedad odiosa, pero es tan poco para el amor.
Sé que su sistema nervioso sigue funcionando de la manera en que lo hacía cuando eran simples cucarachas. Es decir, el control de su cuerpo no lo asume la cabeza, sino el ganglio subesofágico en su tórax.
No desear nada es no vivir.
Lo necesario, aunque cueste sólo un céntimo, es caro.
En llegando San Antón, ninguna niebla llega a las dos.
Odiar es ser realista, preocuparse por la sociedad odiosa, pero es tan poco para el amor.