Chiwa: ¿Cómo conquistaste a Ei-kun?Masuzu: El... vio mis bragas...Chiwa: Ei-kun...Eita: ¡Ey, deja de
mentir!
Masuzu: Cuando se le ve las bragas a una doncella, no queda otro remedio que ofrecerse, a esa persona por el resto de tu vida
Eita: ¡No es cierto, Chiwa! El viento levantó su falda y...
Chiwa: Asi que eso es lo que pasó... ya veo
Eita: ¡No vi nada! ¡Ella no tenía nada! ¡Ella no tenía bragas puestas!
Cuando escribes algo, eso muestra dónde estás
Sólo tengo miedo a una cosa: no sentime querida por los que me rodean.
Acaso no haya nada tan considerable en la historia de los cristianos como Rancé rezando a la luz de las estrellas, apoyado en los acueductos de los césares, a la puerta de las catacumbas: el agua se lanzaba con fragor por encima de las murallas de la Ciudad Eterna, mientras la muerte, abajo, entraba silenciosamente en la tumba.
Desapruebo lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho de decirlo.
Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla.
La soledad es donde la cabeza y el corazón se ponen en contacto.
Las necedades del rico son aplaudidas, cuando las sentencias del pobre no son escuchadas.
Nunca hay dos ratos iguales de soledad, porque nunca se está solo de la misma manera
La cortesía da más lustre al que la prodiga que al que la recibe.
Masuzu: Cuando se le ve las bragas a una doncella, no queda otro remedio que ofrecerse, a esa persona por el resto de tu vida
Eita: ¡No es cierto, Chiwa! El viento levantó su falda y...
Chiwa: Asi que eso es lo que pasó... ya veo
Eita: ¡No vi nada! ¡Ella no tenía nada! ¡Ella no tenía bragas puestas!
Cuando escribes algo, eso muestra dónde estás
Sólo tengo miedo a una cosa: no sentime querida por los que me rodean.
Acaso no haya nada tan considerable en la historia de los cristianos como Rancé rezando a la luz de las estrellas, apoyado en los acueductos de los césares, a la puerta de las catacumbas: el agua se lanzaba con fragor por encima de las murallas de la Ciudad Eterna, mientras la muerte, abajo, entraba silenciosamente en la tumba.
Desapruebo lo que dices, pero defendería hasta la muerte tu derecho de decirlo.
Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla.
La soledad es donde la cabeza y el corazón se ponen en contacto.
Las necedades del rico son aplaudidas, cuando las sentencias del pobre no son escuchadas.
Nunca hay dos ratos iguales de soledad, porque nunca se está solo de la misma manera
La cortesía da más lustre al que la prodiga que al que la recibe.