el gusto, el olfato, el oído, la vista y el tacto se unían en una sola emoción, con frecuencia demasiado intensa para poderla soportar sin una extraordinaria turbación del espíritu.
Hablar verdaderamente con alguien es abrazarlo, y en cuanto cruzamos las primeras palabras tuve la sensación de que habíamos empezado a hacer el amor.
Una cabeza bien formada será siempre mejor y preferible a una cabeza muy llena.
Amamos siempre a los que nos admiran, pero no siempre a los que admiramos.
Antes hay que desconfiar del que busca razones por las que nos beneficia, que del que nos beneficia sin buscar razones.
El trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento.
La gente podrá hacer cualquier cosa, no importa cuán absurda, con el fin de evitar enfrentar su propia alma.
Hablar verdaderamente con alguien es abrazarlo, y en cuanto cruzamos las primeras palabras tuve la sensación de que habíamos empezado a hacer el amor.
Una cabeza bien formada será siempre mejor y preferible a una cabeza muy llena.
Amamos siempre a los que nos admiran, pero no siempre a los que admiramos.
Antes hay que desconfiar del que busca razones por las que nos beneficia, que del que nos beneficia sin buscar razones.
El trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento.
La gente podrá hacer cualquier cosa, no importa cuán absurda, con el fin de evitar enfrentar su propia alma.