intercambio, no existiría economía verdadera y, prácticamente, tampoco habría sociedad.
Ese oye sus defectos que no calla los ajenos.
No soy un santo. Al menos, que para tí un santo es un pecador, que simplemente sigue esforzándose.
la verdadera amistad es como la milanesa barata no se corta con nada
El sufrimiento ayuda a ponerse en movimiento, la necesidad es la motivación por excelencia. La comodidad, en cambio, puede ser un arma peligrosa, de doble filo. El exceso de comodidad nos achancha, nos pone lentos y perezosos.
Dos cosas quiere el hombre de verdad: el peligro y el juego. Por eso quiere la mujer, que es el juguete más peligroso.
Vive con todo fervor y pasión que así se consigue la gloria, aunque sea en la muerte.
Ese oye sus defectos que no calla los ajenos.
No soy un santo. Al menos, que para tí un santo es un pecador, que simplemente sigue esforzándose.
la verdadera amistad es como la milanesa barata no se corta con nada
El sufrimiento ayuda a ponerse en movimiento, la necesidad es la motivación por excelencia. La comodidad, en cambio, puede ser un arma peligrosa, de doble filo. El exceso de comodidad nos achancha, nos pone lentos y perezosos.
Dos cosas quiere el hombre de verdad: el peligro y el juego. Por eso quiere la mujer, que es el juguete más peligroso.
Vive con todo fervor y pasión que así se consigue la gloria, aunque sea en la muerte.